Algunas historias necesitan cientos y cientos de personajes. No podemos negarlo. A pesar de que intentemos lo contrario, en ocasiones la trama obliga a que aparezcan cada vez más en escena.
Si la historia ocurre dentro de algún tipo de organización, como una armada espacial o un ejercito fantástico, los personajes principales tendrán que interactuar con otros personajes que deben cumplir funciones que los protagonistas no pueden (como científicos, comandantes, subordinados, etc).
Otra situación que obliga a la introducción de cientos y cientos de personajes es cuando la historia se extiende por un mundo gigantesco, por décadas, o cuando se trabaja con descendencias y familias.
La mayor parte de las veces incluir demasiados personajes nos obliga a usar diferentes puntos de vista y a elegir con atención el tipo de narrador que mejor se adapta a la historia. Por ejemplo, en el libro Juego de Tronos, de la Saga Canción de Hielo y Fuego, encontramos una infinidad de personajes, algunos con mayor participación y protagonismo que otros, pero cada uno con una función específica y algo que aportar para el conflicto. Su autor opta por usar el narrador equisciente.
A continuación hay un listado de reglas que debemos tener en cuenta si queremos salir airosos:
1. Debemos ayudar a nuestros lectores a reconocer a los personajes. En lugar de introducir tres chicas adolescentes rubias, una puede tener el cabello corto, otra la piel oscura y la tercera un parche en el ojo. Está comprobado que recordamos mejor a los personajes si están dotados de atributos visuales.
Cualquier detalle, por pequeño que sea, puede marcar la diferencia a la hora de diferenciar a los personajes.
Cualquier detalle, por pequeño que sea, puede marcar la diferencia a la hora de diferenciar a los personajes.
Pero no solo las características físicas y biológicas pueden ser usadas. El buen escritor debe tomar todo lo que pueda al momento de darle vida a sus personajes: una espada de mango dorado, un animal de compañía o una vestimenta específica. Se vale todo. Puedes guiarte de los arquetipos o intentar inspirarte en seres humanos de carne y hueso.
2. Cuidado con los nombres similares. Si los nombres raros e inventados son comunes en nuestra obra, o usamos personajes de origen extranjero y no tenemos un conocimiento apropiado de qué nombres existen en ese dialecto o idioma, todos pueden terminar llamándose Steve. Aceptemoslo, nuestro inglés es más que limitado.
Otro aspecto importante es el hecho de muchas ciudades estadounidenses o europeas poseen una amplia población africana, latinoamericana y asiática, por lo que si queremos ser mucho más realistas debemos tener en cuenta a estas minorías.
La razón es sencilla, los lectores se confunden con múltiples personajes con el mismo nombre ¿Este Pedro es el bueno o el malo?
Volviendo al ejemplo de las rubias del punto anterior, no deberían llamarse Ana, Anabel y Annie, o Zanh, Zhan, Zhon.
Volviendo al ejemplo de las rubias del punto anterior, no deberían llamarse Ana, Anabel y Annie, o Zanh, Zhan, Zhon.
Sin embargo, si vamos a romper esta regla que sea por el bien de la novela. O que Gabriel García Marquez nos lo explique en Cien años de soledad con sus José Arcadios y Aurelianos.
3. Cuanto más grande sea el número de personajes, mayor debe ser el número de diferencias entre ellos. Incluso si tenemos dos niñas rubias que tienen el mismo aspecto y se llaman Ann y Annie, podemos salvar la historia dotándolas de características opuestas:
Ann puede ser pasional, desenfrenada, inteligente y llena de vida, mientras que Annie tiende a tener un comportamiento serio, controlado, introvertido y con tendencia a la autoridad.
Como podemos ver en la foto, las cuatro chicas son exactamente iguales, pero cada una posee una característica física (altura, color y longitud del cabello, forma del rostro y del cuerpo) o complemento (lentes, moños del cabello, espada) que la hace diferente a las demás. Así deben ser los personajes de nuestras historias si su número excede la capacidad retentiva del lector.
Recuerda que cuanto menos se presente a un personaje en el libro o su importancia sea nula, podríamos incluirlo dentro del grupo de personajes planos, por lo que tampoco debemos matarnos la cabeza buscando cómo caracterizarlo.
Para explicar mejor este punto y de cómo no es camisa de once varas, pondré como ejemplo Canción de Hielo y Fuego.
El rey Robert Baratheon tiene dos mejores amigos, Jon Arryn y Eddar Stark. Ambos decidieron ponerle a sus hijos el nombre del rey: Robert. Para los lectores no es difícil diferenciarlos porque el Robert Baratheon es el típico rey gordo bonachón, mientras que Robb Stark es el joven futuro rey impulsado por el honor más que la razón, y el pequeño Robert Arryn es el enfermizo y espeluznante chico pegado al seno de mamá (en sentido literal). El hecho de que cada Robert esté involucrado en diferentes hilos argumentales, sin que interfieran unos con otros, disminuye las posibilidades de confusión. Tengamos en cuenta que solo uno de ellos es personaje principal y pocas veces (o nunca) aparece junto a los otros en escena. George Martin es un maestro en este tipo de cosas, pero nosotros, los inexpertos, debemos ser cuidadosos al tratar de imitarlo.
4. Distribuyamos a los personajes en pequeños grupos por separado. Si tenemos demasiados puntos de vista así como personajes, no nos sirve tenerlos a todos en un mismo sitio, La solución: separarlos.
No es conveniente que viajen solos o con grupos demasiado grandes en veinte direcciones diferentes. Podemos hacer que interactúen en pequeños grupos a lo largo y ancho de la historia.
Un ejemplo que podemos usar es la serie Naruto de la televisión, en el que hay tantos personajes que constantemente están divididos en equipos de tres. De esta manera se resaltan las características individuales de cada personaje y el lector aprende a identificarlos con facilidad.
5. Démosle al lector pistas de a quién nos estamos refiriendo en una escena. Expongo estas dos frases:
- Patterson caminó por el pasillo del castillo.
- Lord Patterson caminó por el pasillo principal del Castillo Azul
Si estas frases son las que abren el capítulo de una novela de fantasía medieval, con cientos de castillos, clanes, familias y batallas épicas, la primera frase dice que hay un Patterson ¿Cuál? que recorre un pasillo ¿Qué pasillo? de un castillo ¿Cuál castillo? La segunda frase es mucho más específica, pues nos dice que un Lord de nombre Patterson camina por el pasillo principal de un respectivo castillo. Esto es más que suficiente para que el lector se ubique entre los cientos de personajes que tiene la novela.
6. Si nuestro reparto de personajes es demasiado amplio, incluyamos un apéndice al final. Le ayudará al lector a recordar de cual Lord Patterson estamos hablando. En Canción de Hielo y Fuego y en El señor de los Anillos los encontramos.
Como análisis final, si los autores no somos capaces de reconocer a nuestros propios personajes cuando estamos escribiendo o editando, lo estamos haciendo mal. Nosotros somos quienes los conocemos de primera mano y el lector no debería esforzarse más de lo debido cuando está leyendo. Así que si tus personajes no son únicos para ti, no hay ninguna esperanza de que vayan a ser únicos para otra persona.
Y tú, cuéntame cómo haces para controlar a todos tus personajes. ¿Incluyes demasiados o eres de los que con un reparto pequeño tiene para llevar la historia?
Y tú, cuéntame cómo haces para controlar a todos tus personajes. ¿Incluyes demasiados o eres de los que con un reparto pequeño tiene para llevar la historia?
Fantástico artículo. Te lo agradezco, además, de manera personal, pues me enfrento a un proyecto con cuatro protagonistas principales y no tenía muy claro si serían demasiados o cómo hacer para que el lector no se líe entre ellos.
ResponderEliminarAsí que, ¡muchas gracias!
Hola Arantxa, qué bueno que te sirvió la entrada. Creo que es una situación a la que nos enfrentamos con mucha frecuencia durante nuestra vida como escritores. La clave está en las diferencias.
EliminarMuy buen artículo. Yo estoy ahora dando un descanso a una novela y uno de los motivos es que no sé cómo enfocar a tantos personajes sin que caigan en el olvido del lector, así que esto me viene genial :) Un saludo
ResponderEliminarHola, Fani. Mira que durante un tiempo me sucedió igual con una novela pero con estos consejos pude capotear la situación. Qué bueno saber que te sirva.
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