Cuando empezamos este proceso de escritura, creamos todo un mundo fantástico en el cual las editoriales se pelean como hienas nuestras obras, nos damos el lujo de vivir de las ventas, incluso nos visualizamos recibiendo el premio nobel de literatura (Vamos, te conozco. No me puedes engañar)
Pero al poco tiempo nos enfrentamos a la dura realidad: las editoriales nos rechazan con banales excusas de cajón y los únicos que se dan el lujo de comprar nuestros libros (Si logramos publicarlos) son tu mamá y algunos parientes compasivos, esos que no lo van a leer jamás.
Aunque no lo creas, casi todos los nuevos escritores (Si no todos) hemos cometido los 7 errores que explico a continuación, y si alguien te dice lo contrario, ES MENTIRA.
1. Permitimos que las críticas se crucen en nuestro camino
Las críticas, esos aguijones que nuestros "amigos" y "conocidos" clavan sin piedad en nuestra autoestima. Las odiamos pero no podemos vivir sin ellas.
Como escritores necesitamos obtener diferentes puntos de vista y opiniones sobre nuestro trabajo. Es así de simple. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado con las críticas.
Durante mis primeros pasos en este proceso recibí más que inhumanos comentarios sobre mis relatos
Aquí va uno de las primeras críticas recibidas:
Podría seguir y seguir, y solo he visto una pequeña muestra: a mi entender, tu trabajo tiene importantes carencias, y algunas de las cuales son puro descuido. Mi recomendación sería leer más de lo que te gusta y tratar de explicar por qué tus autores favoritos escriben lo que escriben y de la forma en que lo escriben. Si además te tomas bien en serio la escritura, puedes obtener los resultados que quieras.
Paso rápidamente para dejar mi miguita de ayuda. He leído el primer capítulo y he concluido que uno de los principales errores que cometes es el de puntuación. Las comas, puntos, punto y coma o puntos suspensivos... generalmente no están bien empleados y dificulta muchísimo la lectura. Igualmente la estructura de oraciones y párrafos es incorrecta y farragosa.
Añado que para escribir es necesario conocer muy bien el medio, esto es; la redacción. Probablemente al igual que si quieres componer una sinfonía deberás estudiar solfeo a conciencia. Tu narrativa no es muy rica en vocabulario. Deberías buscar sinónimos o expresiones diferentes si quieres generar una atmósfera dónde se palpe el misticismo que parece que pretendes. El fraseo resulta plano, mal estructurado y muchas veces difícil de entender.
Entonces tomaba demasiado en serio esas críticas, pues suponía que esas personas, por su experiencia y manera de escribir, tenían la última palabra. Ademas, hoy en día soy consciente de que mis textos no eran muy buenos que digamos.
Lo importante de las críticas es entender la subjetividad que representan, pues de un mismo relato se pueden obtener hasta tres críticas diferentes: Alguno elogiará tu técnica narrativa mientras que otro lo tildará de mediocre y un tercero de ingenioso.
Cuando estamos empezando queremos recibir solo buenos comentarios, pero debemos ser capaces de tres cosas: filtrar las críticas que tengan un carácter constructivo de las que solo buscan entorpecer nuestro camino, aprender de las que reflejen la verdad y levantar un caparazón en el cual reboten esos malos comentarios. No es fácil, pero a medida que vamos avanzando y practicando, puede que nos demos cuenta de lo efectivos que fueron esos aguijones para nuestra vida.
En cuanto a mí, cuando leí estas críticas me sentí fatal, pero tomé la decisión de imprimirlas, guardarlas en un armario y olvidar el trago amargo. Tiempo después, con la mente fría, las puse sobre la mesa y las leí mucho más tranquilo. Admito que hoy en día son de mucha utilidad pues me ayudan a recordar qué debo mejorar. 7 consejos para criticar a otro escritor.
2. No descubrimos nuestras debilidades a tiempo
La única forma de descubrir estas debilidades es mediante un mentor, un maestro o alguien con la experiencia suficiente para ayudarnos a superarlas.
Un verdadero experto en literatura puede sacar a flote nuestros puntos débiles y enseñarnos a superarlos. Todo depende de cuan preparado estés para avanzar, pues conozco amigos que, a pesar de reconocer sus debilidades, son incapaces de superarlas.
¿Y cómo superamos estas debilidades literarias? No lo sé. ¿Tomando un curso o un taller? ¿Leyendo a otros autores? ¿Comprando libros de autoayuda? ¿Rodeándonos de expertos? La solución es variada y depende de tu capacidad económica, de acceso y de tiempo. Lo importante es que la debilidad genere en nosotros una reacción positiva.
Esta es una de mis más grandes falencias, pues durante mucho tiempo intenté evadirlas y llegué a negarlas, pero si en su momento les hubiese prestado le atención que se merecían, habría resuelto mil problemas que se presentaron en el camino.
3. Sólo buscamos editoriales gigantes
Es verdad. Recién hemos empezado y queremos jugar en las grandes ligas, Random House, Penguin Group, Tor y todas esas empresas que dominan el mundo editorial. Soñamos con ver su sello en la portada de nuestros libros y son las primeras en ser bombardeadas por los mediocres primeros manuscritos.
Nos sometemos como ovejas. Esperamos y esperamos con la falsa esperanza de encontrar una respuesta en el buzón o en el correo electrónico. Error. La mayoría de estas editoriales jamás contestan (A mí me sucedió), y si lo hacen, esta consiste en una vieja frase de cajón en la cual elogian nuestro trabajo pero por razones del inframundo no pueden publicarnos. Nivel de autoestima... rozando la baldosa.
Y mientras nosotros nos partimos el lomo con esos desagradecidos (En el buen sentido de la palabra), un centenar de pequeñas y buenas editoriales esperan ansiosas por un excelente autor a quien apoyar con todas sus fuerzas.
Empezar por una editorial pequeña no es negativo, por el contrario es la oportunidad de conseguir un contrato rápidamente y dar inicio a nuestra carrera de escritor.
Nos sometemos como ovejas. Esperamos y esperamos con la falsa esperanza de encontrar una respuesta en el buzón o en el correo electrónico. Error. La mayoría de estas editoriales jamás contestan (A mí me sucedió), y si lo hacen, esta consiste en una vieja frase de cajón en la cual elogian nuestro trabajo pero por razones del inframundo no pueden publicarnos. Nivel de autoestima... rozando la baldosa.
Y mientras nosotros nos partimos el lomo con esos desagradecidos (En el buen sentido de la palabra), un centenar de pequeñas y buenas editoriales esperan ansiosas por un excelente autor a quien apoyar con todas sus fuerzas.
Empezar por una editorial pequeña no es negativo, por el contrario es la oportunidad de conseguir un contrato rápidamente y dar inicio a nuestra carrera de escritor.
4. No lo intentamos con insistencia
Otro de los errores, en el cual caí también, es enviar nuestra historia a un par de editoriales y sentarnos a esperar respuesta. Durante este tiempo la creatividad literaria disminuye ante la incertidumbre de una posible respuesta. Cuando recibimos rechazos, nos sentimos decepcionados y empezamos a cuestionar nuestras habilidades como escritores, llegando a pensar que no somos lo suficientemente buenos como para ser publicados, más aún cuando encontramos en el mercado obras de calidad un poco más que decente.
Esos sentimientos de tristeza y frustración la mayoría de las veces destruyen nuestras esperanzas y con ellas muere también la musa.
Generalmente sucede porque nos hemos partido el lomo en esa fantástica obra sobre mutantes adolescentes bailarines de un futuro lejano, con personajes esquematizados, lineas de tiempo, ambientes descritos con la precisión de un pintor y diálogos más que geniales, para chocar con la realidad de ser rechazados. Sentimos que no podemos dar más y pueden pasar meses o años antes de volver a escribir algo.
La solución es ser agresivos, continuar presentando más y más, sin miedo. Contactando a editoriales pequeñas, contratando a un agente, en fin... no dando el brazo a torcer ni durmiéndonos en los laureles mientras responden nuestros correos.
Verás que en cuanto se publique el primer libro y se adquiera cierto renombre será más fácil volver a publicar.
5. No prestamos atención a los comentarios positivos
Luego de las críticas que recibí cuando empecé a escribir (ver punto uno), decidí tomar uno de sus consejos e intenté con algunos relatos cortos. Poco tiempo después volví a contactar a esos "amigos". He aquí su respuesta cuando leyeron una de mis historias
Por otra parte, creo, sinceramente, que tienes un pequeño problema en la descripción. Pareces intentar emular a una especie de Lovecraft o Bloch, pero lo siento...no eres ni lovecraft ni Bloch. Tu problema con el lenguaje oscuro es que no sabes llevarlo del todo bien (no es fácil). Intentas parecer muy bizantino, pero a veces se te escapa el lenguaje más natural. Eso es porque no te sientes en realidad cómodo con él, aunque te guste. Necesitas o bien familiarizarte más con él o bien buscar una forma más cómoda de dar lugar a esa oscuridad. Se puede ser muy macabro con palabras sencillas y frases cortas. Entiendo que te guste el estilo recargado, pero comprendelo. Es como si a mi me gustase la gimnasia artística y disfrutase viendo las competiciones. No por mucho que guste voy a poder convertirme en gimnasta y si intentanse emular sus ejercicios haría el rídiculo (siendo sinceros, en mi caso concreto me tendrían que llevar al hospital, que soy muy torpe). Lo que quiero decir es que tienes que soltarte un poco el corset. Encuentra tu propia voz y mejorarás. He notado una pequeña mejora desde tu intento de novela :)
Fuerte ¿Verdad? Pero como aprendí a no frustrarme ante la crítica, de todo aquel comentario salvé una corta pero quizás la más importante frase: He notado una pequeña mejora desde tu intento de novela :) Con carita feliz incluida.
¡Había logrado un buen comentario! En vez de llorar y lamentarme por las palabras dolientes, me aferré a ese comentario positivo. Y con él llegaron muchos más:
¡Había logrado un buen comentario! En vez de llorar y lamentarme por las palabras dolientes, me aferré a ese comentario positivo. Y con él llegaron muchos más:
En conclusión, me ha gustado el relato y tu estilo, me encantaría poder escribir así de bien, y realmente ME resulta difícil buscarle fallos o cosas que mejorar al relato, pero me imagino que tu objetivo al someterlo a la crítica de otros es tener otros puntos de vista y que no se limiten a decir que está “muy bien”.
Solo te diré que no dejes de escribir porque hoy en día es algo que tiende a escasear entre tanto mundo informático. Finalmente será algo que valdrá su peso en oro, ya lo veras.
Gracias por compartir tu cuento conmigo! :D
Ten cuidado en este punto. Recuerda que no debes dejarte llevar por los elogios, pues pueden llegar a ser poco constructivos, pero en mi caso debo aclarar un par de cosas. La primera es que esos "amigos" eran virtuales y pertenecen a una comunidad, nunca nos conocimos personalmente ni mantuvimos una relación cercana a la amistad, y segundo, fueron los mismos que me criticaron anteriormente.
Poco a poco irás encontrando tus lectores beta. Con el paso del tiempo será tu agente literario quien te de los comentarios positivos, o esa editorial por la que tanto luchaste.
Poco a poco irás encontrando tus lectores beta. Con el paso del tiempo será tu agente literario quien te de los comentarios positivos, o esa editorial por la que tanto luchaste.
Esos comentarios positivos debemos pegarlos junto a los negativos, para que a diario, cuando nos sentemos a escribir podamos leerlos y saber que estamos haciendo las cosas bien. Aunque debo aceptar que nosotros los escritores somos demasiado sensibles a la retroalimentación negativa.
6. No pensamos a largo plazo
Tendemos a suponer que nuestra carrera de escritor termina cuando hemos publicado y tras mucho esfuerzo nuestro libro reposa en las librerías locales, meta alcanzada. Error. Ahí es donde empieza todo. En el mundo de hoy para un escritor no basta haber publicado, también es necesario involucrarse de lleno en el proceso de comercialización de los libros mediante la creación de un plataforma que vaya ampliando nuestras redes y contactos.
Quizás en el pasado no sucedía, cuando esto de la globalización y las redes sociales eran algo totalmente desconocido para Cervantes y compañía.
Es por eso que debemos visualizarnos a largo plazo en nuestras carreras, consolidando nuestra propia marca y fortaleciendo nuestra presencia en linea, de manera que vinculemos más y más público al proyecto. Si hacemos este trabajo con todas las de la ley veremos mejores resultados que parándonos a espiar quien compra nuestros libros o vendiéndolos de casa en casa (Aunque conozco escritores a los que les ha ido genial con esto de casa a casa)
Abrir un blog, crear un perfil en twitter, facebook, pinerest, linkedin, google (Por Dios, es una locura) y en cuanta maldita plataforma aparezca, hasta sentirnos absorbidos por el sistema.
¿Yo? Aun estoy en ese proceso. Mi primer libro, de manera sospechosa, aún se encuentra en edición, pero mientras, escribo de manera ocasional, participo en uno que otro concurso, le hecho una mirada a las redes sociales ¡Como las odio! y actualizo las entradas de Antro Narrativo.
7. No creemos en nosotros mismos
Este es el más difícil y en el que caemos a menudo. Cuando estamos dándonos a conocer en el medio, repartiendo aquí y allá manuscritos, regalando vales de descarga en plataformas literarias y viendo como a otros el éxito les patea a la puerta, es casi imposible creer que algún día estaremos firmando un contrato y preparándonos para el lanzamiento de nuestro libro.
No creemos en nosotros cuando estamos empezando, seamos honestos. La esperanza y los rechazos no son compatibles en nada, por lo que nos acostumbramos al pensamiento negativo, a aceptar que no somos Hemingway ni Tolkien y a creer que la escritura es un pasatiempo más que una profesión a la cual dedicarnos.
Es una obligación moral, ética, profesional, social y mental confiar en nuestro potencial literario, con el corazón. Dedicarle ese 10% de más a este sueño, a esta aventura en la que nos embarcamos muchas veces sin una brújula, por el amor que profesamos a las letras. Yo me obligo a hacerlo cada segundo, hora y día de mi vida.
Sé que muchos deben dedicarle tiempo a otros empleos para sobrevivir, pero es necesario esforzarse. Nadie dijo que sería fácil. Si hablamos con escritores de más experiencia y tiempo en el medio, oiremos historias de sacrificio, sangre y dolor, pero de satisfacciones y alegrías infinitas.
Como experiencia personal, en diversas ocasiones y por variados motivos he estado a punto de tirar la toalla, pero lo pienso dos veces y me digo a mí mismo que escribir es lo que me encanta, por lo que llego a la conclusión que no habría mayor felicidad que vivir haciéndolo.
Es normal que cometamos errores en nuestro proceso como escritores, pero debemos identificarlos a tiempo y corregirlos antes de que se conviertan en una piedra en el zapato.
Y tu... ¿Has cometido alguno de ellos? Cuéntanos, desahógate
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