Para los que ya lo saben, he decidido este año participar en el Nanowrimo con una novela de suspenso adolescente titulada La noche de los locos. Un nuevo estilo de escritura que me ha llamado la atención y en la que estoy incursionando, pues los que me conocen saben que no soy escritor de intrigas o thrillers (Usaré la palabra inglesa que define mejor mi novela).
El gran problema es que me ha sucedido lo que le suele ocurrir a cientos de escritores que se atreven a participar, me he quedado corto en palabras.
Me avergüenza confesarlo pero es así. Entre el blog, el trabajo y mi familia descuidé mi participación en el Nanowrimo y para el día de hoy mi tablero se ve así.
Como pueden notar, muy por debajo de lo necesario para alcanzar las 50.000 palabras al final del mes. ¿Imposible hacerlo? No, para nada, pero me he convertido en una persona a quien le cae el refrán "predica pero no aplica".
Por esta razón me he propuesto seguir estos útiles consejos con los cuales espero, si los aplico con responsabilidad y al pie de la letra, llegar al final con éxito. Así mismo, me he dado cuenta de que estos consejos funcionan para cualquier situación, ya sea laboral o personal, siempre y cuando se busque alta productividad.
No tocar dos veces el mismo texto es la clave, a no ser que añada más palabras y no suprima nada.
Escribir sin mirar atrás
Durante el Nanowrimo esta ha sido la estrategia con la que mejor me ha ido, escribir sin detenerme a revisar que tan elegante y conciso me ha quedado. No niego que me es imposible dejar pasar las fallas ortográficas que aparecen al mecanografear como un demente, pero en cuanto a la corrección de estilo y gramática, me basta con dejar claro a dónde deseo llegar con esas líneas. Ya después me dedicaré con empeño a revisar y editar.No tocar dos veces el mismo texto es la clave, a no ser que añada más palabras y no suprima nada.
Dejar algo para el día siguiente
Detenerme en la mejor parte de la historia, con la idea a flor de piel, puede servirme siempre y cuando haya alcanzado el tope diario de las palabras, pues garantiza que al día siguiente pueda sentarme y empezar a escribir de inmediato, sin necesidad de esperar a la escurridiza musa.
Además, parar con parte de la trama ya identificada, me ayudará a planificar lo que escribiré al día siguiente, pues tendré ideas más frescas. Si son descripciones demasiado detalladas, nombres o fechas, las registraré en Evernote, pero si son eventos, situaciones y giros de trama, los dejaré divagar en la mente, para crear un entresijo que solo yo entenderé en la siguiente sesión.
Primero lo urgente y lo que menos me gusta
Aquí peco, pues tengo un mal detector de lo urgente, por lo que voy de aquí para allá en pequeñas labores que me roban el tiempo preciado para escribir. A partir de este momento catalogaré lo urgente de lo importante. Primero me desharé de las tareas que no me apetezcan, de manera que pueda sentarme a escribir con la mente enfocada en La noche de los locos.
Cumplir con el horario establecido de manera estricta
En las reuniones o en cualquier actividad ajena a escribir, la clave está en cumplir a cabalidad con el horario que haya establecido. Es decir, si una reunión debe terminar a las diez de la mañana, terminará a las diez de la mañana, ni un minuto más. Si tengo programadas visitas de campo para la tarde, haré lo posible por ser puntual y conciso. El resto del tiempo lo dedicaré a escribir.
Saber decir "NO"
Aunque desde la muerte de mi padre me propuse no negar un favor a mis familiares o a quien lo necesitara, a menudo se presentan situaciones en las que debo tener el carácter para decir "No". Como cuando alguien desea sentarse a parlotear y chismorrear sin sentido. En esos casos seré lo más decente posible para decir "¡NOOOOO!". Y es que cuando trabajas en una ciudad pequeña, donde todos se conocen, es muy fácil quedar inmiscuido en algún corrillo de esquina, los cuales me quitan tiempo para escribir.
Cero Internet, cero correo electrónico, cero redes sociales
Cuando administras un blog y eres novato como yo, es muy común que estés pendiente de los mensajes, comentarios, nuevos suscriptores y de lo que publican otros bloggers, lo cual se vuelve algo adictivo y llega a zombificarte por completo. A mi me sucede a menudo, por lo que he decidido escribir mi novela en una biblioteca del pueblo donde trabajo, que por desperfectos técnicos no posee Internet, brindándome la oportunidad de concentrarme sin la tentación de hacer clic en el círculo multicolor de Chrome.
En cuanto a los correos, si estoy esperando un mensaje importante, programaré cortos intervalos para revisar el celular, asegurándome de no desviar mi atención más allá de yahoo o gmail, mis proveedores.
Ser ultraproductivo cuando vives con un niño de tres años
Juan Esteban, mi hijo |
Lo que no les he contado es que mi pequeño es un chico hiperactivo que demanda mi atención las veinticuatro horas del día, aún por encima de su madre, ya que compartimos el gusto por las carreras alocadas durante horas, jugar con carros, la lucha libre en la cama y pasear por la biblioteca. Como verán, mi tiempo libre en casa es nulo.
Para enfrentar el Nanowrimo y a mi pequeño Juanes, he decidido adoptar las siguientes estrategias:
Escritura nocturna
Cuando Juan Esteban se va a la cama temprano encuentro el momento exacto para escribir, siempre y cuando no haya ningún juego en la liga de baloncesto local, de la cual participo, o el cansancio me impida hacerlo, aunque viendo las estadísticas tendré que cumplir con el turno nocturno uno que otro día.
Escritura matutina
El enemigo de la escritura nocturna, pues si trasnocho me es imposible madrugar y viceversa.
Confieso que he hallado mayor rendimiento levantándome de la cama a las cuatro de la mañana, dedicando media hora para leer la Biblia y sentándome a escribir, con el riesgo de que Juanes también decida madrugar y me descubra frente al computador.
Entre el trabajo nocturno y el matutino debo hallar la forma de tomar pequeñas siestas y compensar el sueño perdido, pues llevar de corrido este ritmo puede disminuir mi productividad, lo cual explico en esta entrada sobre el estilo de vida para ser creativo.
Aprovechar los espacios libres
¿Y cuáles son esos?
Cuando Juanes tome su siesta de mediodía o cuando acompañe a su madre al mercado o al centro comercial. En tiempos de guerra todo es permitido. Y aunque esos periodos son tentadores para dormir y descansar, siento que no debo desperdiciar ni un minuto o luego me arrepentiré.
Salir a caminar con mi hijo
Aunque no lo crean, caminar y pasar un buen rato con Juan Esteban en el parque me vuelve ultraproductivo. Durante este tiempo ato cabos sueltos de la trama y aprovecho para estimular mi creatividad pensando sin presiones ni afanes. La observación es una las mejores formas de estimular la creatividad literaria.
Además, pasar tiempo con mi hijo es lo más hermoso y divertido que puede sucederme, lo que da paso a la siguiente recomendación.
Descansar y compartir con mi familia
Cuanto lo siento, Nanowrimo, si no alcanzo las 50.000 palabras no pasará nada, si pierdo a mi familia y no aprovecho el tiempo con ellos, lo perderé todo.
A pesar de luchar contra viento y marea para sacar a flote La noche de los locos o cualquier otro proyecto en el cual me embarque, nunca, repito, nunca reemplazaré el tiempo que comparta con mis seres queridos.
No debo olvidar que escribir no debe ser una obligación ni volverse algo estresante, por el contrario debe ser divertido, por lo que dejaré a un lado las presiones y gozaré de mi hermosa vida.
Por lo anterior, le advierto a Nanowrimo que aunque haya tomado algo de ventaja, que se prepare...
El que está de pie soy yo.
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