Diversidad y representación en la literatura

El escritor vs los valores morales

Antes de que pudiera terminar de comerme el trozo de fibras, me señaló con un gesto su entrepierna. El miembro estaba erguido y supuraba semen. Si hasta entonces sentía hambre, en ese instante una excitación ciega se apoderó de mí. Era difícil de masticar, la carne era elástica pero el miembro estaba muy grueso. Intenté arrancarlo con los dientes infructuosamente. Tuve que recurrir a la navaja, y aún así me costó cortarlo de cuajo. Lo mastiqué entre los dientes como un trozo de nervio difícil de roer.

¿Te costó leer este fragmento y recrearlo en tu mente?

Este párrafo hace parte del relato Mi extraño fetiche, publicado en la antología Mi San Valentín Sangriento y escrito por Chizu Chan. Si quieres conocer la reseña o descargar el libro, puedes acceder a la entrada aquí.

Volviendo al tema del relato con el cual abro, su contenido homosexual, fetichista, canibalesco y «gore» puede resultar ofensivo e imposible de digerir para algunos lectores, incluso para escritores experimentados de mentalidad liberal.


"El escritor contra la conciencia, los valores morales y la ética"

¿Cuál es la razón por la que hoy en día un tema en la literatura para algunos pueda ser considerado tabú, poco atrayente, dantesco o hasta inmoral?

Por ejemplo, en la pagina El asombrario encontramos una publicación titulada 10 libros infantiles con mucho orgullo (gay), que invito a leer. En su articulo el autor aborda el tema desde un punto neutral, sin entrar en discusiones morales ni cuestiones éticas.

En cambio, en el blog Tierra Literaria el tema es titulado Lo que faltaba: libros gays para niños. También espero que la lean y presten atención al interminable debate que se desató en la sección de comentarios. Es interesante la disparidad de los títulos ¿Verdad?

Cualquiera puede llamar ignorante, homófobo y retrógrado al autor de Tierra Literaria, puesto que como dijo Oscar Wilde "Un libro no es moral o inmoral. Los libros están bien o mal escritos"

Sin embargo, si abriese ahora mismo un concurso literario cuya temática fuese el erotismo homosexual o el sexo con menores de edad ¿Cuántos estarían dispuestos a participar de forma abierta?

En cambio, si el tema es la guerra ¿Los postulantes serían mucho más?

¿Qué diferencia hay entre el primer concurso y el segundo? Seamos honestos, podemos describir con pelos y detalles un ambiente bélico de sangre y explosiones, pero cuando se trata de una relación sexual penetrante entre un adulto y un niño lo pensaríamos dos veces ¿No es así?

La razón es que está de por medio el desarrollo moral y ético del escritor, el cual está definido por las condiciones sociales, culturales, ambientales, religiosas y educativas en las que ha sido formado. Es decir, la moral y la ética, ambas muy subjetivas, en algún momento deberán hacer frente al maravilloso libertinaje que ofrece la palabra escrita y su mundo sin barreras, que lo puede con todo sin derecho a la censura; al fin y al cabo «un libro no es moral ni inmoral».

"Los valores, la ética y la moral frente al escritor"

¿Qué es la moral y la ética?

Definir y separarlas es casi imposible, pero para ser prácticos, tratan sobre el comportamiento del ser humano en la sociedad y lo que define las acciones como buenas o malas.

Desde mi punto de vista, para la mayoría de los escritores este planteamiento filosófico queda relegado al fin único del escribir como un arte, independiente de razonamientos axiológicos y sin detenerse en dilemas sobre qué opinarían Kant, Aristóteles o el mismo Nietzsche. Es como si el pintor no plasmara a una mujer desnuda porque alguien lo tildaría de obsceno. No, él solo desea dibujar.

La anterior afirmación es verdadera hasta cierto punto, pues detrás de las letras, y aunque muchos lo nieguen, el autor plasma una opinión y una visión muy personal de su propio mundo. Un mundo en el que se fusionan escritor y obra como un todo, y donde el mensaje principal puede estar escondido o ser tan claro como un cartel de neón. 

Y es que, a pesar de que los escritores nos jactemos defendiendo una postura ajena a cualquier moralidad, esta siempre está allí.  

Para ser más específico, cuando escribimos ponemos en marcha nuestro «sistema de valores», con lo que pocas veces, o nunca, trataremos temas hacia los que no sintamos cierta empatía, ya sea porque tememos ser rechazados o juzgados, de pequeños nos enseñaron que aquello era malo; o porque nuevos valores (religiosos, políticos) han replanteado nuestra manera de pensar. Cualquiera que sea la razón, la conciencia, que actúa como una brújula, nos guía sobre qué podemos/debemos o no escribir y de una u otra forma es causal de bloqueo para el escritor.

Del otro lado están los escritores que no se detienen a pensar en cuestiones axiológicas ni tienen límites para su creatividad. Argumentan que los temas «tabú» son parte intrínseca de la sociedad y escribir o no sobre ellos no va a cambiar la realidad del mundo, además, al abordar el tema, los escritores no están haciendo otra cosa que su trabajo. Otros mantienen su postura de que «es fantasía» y demuestran que la creatividad no puede ni debe tener límites.

No es correcto juzgar a uno u otro, pues ambos tienen la razón, aquellos cuya conciencia les impide tocar ciertos puntos sensibles y los que pueden hacerlo sin problema. Al fin y al cabo, la conciencia es para juzgarnos a nosotros mismos y no a los demás.

Sin más, el autor es libre sobre lo que desea escribir, pero deberá enfrentarse a la dinámica del lector, que de acuerdo a su propio «sistema de valores» aceptará o rechazará lo leído.

Traigo a colación dos escritores franceses que fueron más allá y publicaron dos libros que harían ruborizar al Marqués de Sade. Tratan sobre un pedófilo obsesivo y un asesino serial encantado por las mujeres muy jóvenes, entre las que aparece su propia hija.

Tras el escándalo posterior a la publicación de los libros, los críticos literarios sostuvieron que son ofensivos y peligrosos y los califican como «asquerosos, inaceptables, pornográficos, y sobre todo, absolutamente carentes de merito literario».

Uno de los autores defendió su novela «Por supuesto, yo sabía que era un tema sensible, pero no pensé que todas las asociaciones que luchan contra la pedofilia iban a estar en mi contra. Mi personaje es un tipo desagradable, pero el libro no lo celebra; en todo caso, muestra la complacencia que rodea la pedofilia. A mi modo de ver, es una crítica a la sociedad».

Para concluir... ¿Los escritores deberán escribir para complacer a una sociedad condicionada por su propio código deontológico? ¿Debe el escritor detenerse cuando el argumento de su historia vaya en dirección contraria a su sistema de valores? ¿Somos capaces de bloquear ese botón de censura de nuestro subconsciente y escribir de aspectos en los cuales nos sintamos incómodos?

¿Cuál es tu postura? Quisiera saber qué piensas
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3 comentarios:

  1. Sin duda es un tema complicado. Yo diría que tenemos una línea entre varios puntos prototípicos. Nuestra moral y lo tabú en cada extremo, mientras que lo que no se corresponde con nuestra moral o nuestra experiencia vital pero somos capaces de reflejarlo sin problemas está en una parte y lo que no se corresponde con nuestra moral pero sólo podemos aludirlo de cierta manera en otra. Personalmente, yo no podría escribir sobre un hombre penetrando a un niño; podría aludir al tema, dejar un espacio de mención o de referencia a lo que está pasando, pero no ser tan descriptivo. Hablar sobre asesinos en serie, pues hasta cierto punto sin problema, sobre una violación más o menos; son cosas horribles y repugnantes, pero todavía me quedan un poco más accesibles desde el punto de vista de soportar el horror. Lo del canibalismo, pues cuesta también. El tema de una relación homosexual; no me supone horror, sea con hombres o con mujeres, pero sí la complicación de que no es mi orientación sexual ni he querido ni me he visto obligado a tener ese tipo de relaciones; con lo que es algo de lo que puedo hablar, de hecho hablo con algunos personajes homosexuales en una de mis sagas, pero siempre transformando cosas de deseos propios con mujeres. Con lo que el tema es complejo.

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    1. Vaya, Javier... te has corrido una maratón por el blog, qué bien. El tema de los valores es demasiado subjetivo y podemos hablar sobre el tema por meses sin ponernos de acuerdo sobre que está bien o mal. Creo que en mí, los valores tienen gran influencia al escribir.

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  2. Efectivamente, es un tema demasiado complejo como para responder al nivel de escribir absolutamente al margen de la moral o escribir sólo acorde con la moral. Para mí es lo que te digo. Si uno escribe un relato pulp los asesinos no van a estar atormentados por sus actos o va a ser el centro el valor moral o no de sus actos, por mucho que como autores consideremos asesinar a alguien algo inmoral. Para mí hay un cierto margen en el mundo de la literatura entre la moral personal, que soy buena gente y muchas cosas me repugnan y condeno moralmente, y la narrativa.

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