Diversidad y representación en la literatura

¿Cómo termino mi novela? Listado de posibles finales

"Consejos para incluir diferentes finales en nuestras novelas"

El final de una novela es casi tan importante como su inicio, con la gran diferencia de que si las primeras palabras, líneas o párrafos que estamos leyendo no nos gustan o son de pésima calidad, bien podemos detenernos, cerrar el libro y archivarlo en la estantería de los prohibidos (O regalarlo a nuestro peor enemigo). En cambio con el final sucede lo contrario. Ya el lector se ha consumido casi trescientas páginas y se encuentra con un terminación poco coherente, salida de los cabellos y nada convincente (No es lo mismo un final mal estructurado que un final con excelente argumento pero que no imaginábamos o no nos gusta) 

El siguiente listado incluye los posibles finales a los que puede recurrir un escritor avezado para culminar su obra o simplemente un capítulo. Todos efectivos si se saben utilizar, pero catastróficos cuando el autor los saca de debajo de la manga sin justificación, faltándole el respeto a los lectores y convirtiendo toda la obra en un Deus ex Machina.

Advierto que cada tipo de final va acompañado de un ejemplo, el cual puede contener destripes (o spoilers, para los que gustan del anglicismo)

Todo fue un sueño

Este final, del cual ya había hablado en una entrada anterior, es de sumo cuidado, pues puede ser visto como una salida rápida y grosera del autor, quien como por arte de magia hace que el personaje despierte en su cama (pijama, gorrito y bostezo a bordo) diciéndose a sí mismo algo así como "todo ha sido un sueño" o "fue solo un sueño". ¿Qué ha sido de la trama, los personajes y el conflicto del libro? A la basura, al fin y al cabo "todo ha sido un sueño". ¿Un mal sueño para el lector? ¿El escritor recurrió a un Deus ex Machina?

Sin embargo, la clave y gracia de este final es que luego de haber despertado, el personaje ve, ya sea en la mesa de noche o junto a él, un objeto que estaba en el sueño, lo que deja al protagonista y a los lectores preguntándose ¿O no lo fue? (Sí, un recurso bastante trillado hoy en día)

Este tipo de final lo encontramos, por ejemplo, en el libro Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carrol, cuando la susodicha en cuestión despierta de su sueño agitando a uno de sus gatitos en vez de la Reina Roja.


─¡Despierta ya, Alicia! ─le dijo su hermana─. ¡Cuanto rato has dormido!
─¡Oh, he tenido un sueño tan extraño! ─dijo Alicia.

Final ambiguo 

Este tipo de final es para expertos. 

Cuando se termina la última página, la resolución no es clara. Hay mucho sin explicación y el lector continua haciéndose preguntas sobre este final. Como dije al principio, un escritor que recién está empezando no debe arriesgarse por esta opción, que deja esa sensación en el aire de que faltó algo.

Este tipo de final es el que encontramos en el cuento ¿La Dama o el Tigre?, de Frank R. Stockton, en el cual, de manera deliberada, el autor termina de manera ambigua.

Este asunto de su decisión no puede ser encarado con ninguna ligereza, y no tengo la pretensión de considerarme capaz de resolverlo. Y por lo tanto, lo dejo en las manos de los lectores: ¿Quién salió por la puerta abierta? ¿La dama o el tigre?

Final ambiguo del clon

Un tipo de final extraño, en el cual en algún momento de la trama el protagonista fue clonado, por lo que en el clímax de la historia, ambos, protagonista y clon, se enfrentan en duelo a muerte con victoria asegurada para el personaje original. 

Lo incierto de este final es que el autor puede jugar con el lector sembrando la duda sobre si quien sobrevivió fue el original o el clon. Cha cha cha chan. 


"El final del clon es un tipo de final que podemos incluir en nuestras novelas"
Si recuerdan, al final del capítulo sobrevive un clon de Homero Simpsons

Un ejemplo es el libro Point Blanc, de la serie Alex Rider, escrita por Anthony Horowitz.

Un Alex Rider se acercó al agujero y miró hacia abajo.
El otro Alex Rider yacía sobre la espalda, dos pisos más abajo. No se movía. Las llamas lo rodeaban.
El primer camión de bomberos llegó al colegio. Subieron una escalera hacia el tejado. Un chico de pelo rubio y corto y ojos castaños, que vestía una cazadora vaquera, camiseta y vaqueros, se acercó al borde del tejado y comenzó a descender.
Un final abierto que nos pone a dudar si el verdadero Alex Rider es quien ganó la pelea de rubios

Anticlímax

El clímax es el momento quizás más apasionante y esperado de la lectura, el final llegará pronto y nos encontramos con una más que segura espléndida batalla apocalíptica, no existe nada más importante en la vida que devorarse esas últimas páginas. El suspenso avanza, una coma, unos puntos suspensivos y... el villano mata a nuestro héroe o el villano cae espontáneamente muerto (¡WTF!), o peor aún, el villano muere por otra persona, objeto o razón diferente a la del héroe, He ahí un anticlímax.

Si el anticlímax no es cuidadosamente elaborado y la razón por la cual se incluyó no es claro, el escritor podría estar cayendo en un abismo del cual no saldrá jamas. Un lector frustrado es nuestro peor enemigo. 

Para hablar de este tipo de final, pondré como ejemplo Amanecer de la desastrosa (Al menos para mí, con respeto a los seguidores) Saga Crepúsculo de Stephenie Meyer.

En Crepúsculo, el final de Amanecer parece que conduce a una confrontación violenta, por toda la tensión que se creó en las novelas anteriores, entre los Cullen y los Vulturi, pero en vez de eso su autora se saca de la manga un Deus ex Machine. En lugar de luchar, los vampiros, seres inmortales con superpoderes, optan por hablar de sus diferencias y llegar a una solución diplomática (Que conveniente). Toda una decepción, teniendo en cuenta el género del libro y que desde el principio los Vulturi fueron pintados como lo peor de lo peor.

Aro asintió con expresión solemne y luego se volvió hacia la guardia con una cálida sonrisa.—Hoy no vamos a luchar, queridos míos —anunció.
Los integrantes de la guardia asintieron al unísono y abandonaron sus posiciones de ataque mientras la neblina se disipaba enseguida. Mantuve preparado el escudo por si acaso. Tal vez sólo fuera una treta.

Sorprendente momento de coronación

Sucede cuando al final de la historia, el personaje o los personajes principales son coronados como los líderes de la tierra que acaban de salvar.

Las historias que pueden usarse para soportar este tipo de final, bastante común por cierto, son:

  • El héroe es parte de la línea real, por lo que tarde que temprano ocuparía su lugar como rey.
  • Es parte de una antigua tradición coronar a quien haya logrado cierta hazaña.
  • Es la recompensa habitual al héroe por sus valientes acciones
  • El rey le ofrece la corona y desiste de su papel porque está enfermo o viejo (Este ofrecimiento lleva consigo a la hermosa princesa. Algo machista)
Algunas veces esta coronación va acompañada de una boda, con lo que tenemos un completo final feliz. 

Al ser uno de los finales más usados y conocidos no solo en los cuentos de hadas, es bastante sencillo hallar versiones en la literatura. 

En El Señor de los Anillos, El Retorno del Rey de JRR Tolkien

Y así, arreboladas las mejillas por la sangre roja, con los ojos brillantes de asombro, Frodo y Sam continuaron avanzando y vieron, en medio de la hueste clamorosa, tres altos sitiales de hierba verde. Sobre el sitial de la derecha, blanco sobre verde, flameando al viento, un gran corcel galopaba en libertad; sobre el de la izquierda se alzaba un estandarte, y en él una nave de plata con la proa en forma de cisne surcaba un mar azul. Pero sobre el trono del centro, el más elevado, flotaba un gran estandarte, y en él, sobre un campo de sable, nimbado por una corona resplandeciente de siete estrellas, florecía un árbol blanco. Y en el trono estaba sentado un hombre vestido con una cota de malla; no usaba yelmo, pero en sus rodillas descansaba una espada larga. Y al ver que llegaban los
hobbits se puso en seguida de pie. Y entonces lo reconocieron, cambiado como estaba, tan alto y alegre de semblante, majestuoso, soberano de los hombres, oscuro el cabello, grises los ojos.
Frodo le corrió al encuentro, y Sam lo siguió.
—Bueno, si esto parece de veras el colmo de los colmos —exclamó—. ¡Trancos! ¿O acaso estoy soñando todavía?
—Sí, Sam, Trancos —dijo Aragorn—. Qué lejana está Bree, ¿no es verdad?, donde dijiste que no te gustaba mi aspecto. Largo ha sido el camino para todos, pero a vosotros os ha tocado recorrer el más oscuro.
Y entonces, ante la profunda sorpresa y turbación de Sam, hincó ante ellos la rodilla; y tomándolos de la mano, a Frodo con la diestra y a Sam con la siniestra, los condujo hasta el trono, y luego de hacerlos sentar en él, se volvió a los hombres y a los capitanes que estaban cerca, y habló con voz fuerte para que la hueste entera pudiese escucharlo.

Bebé a bordo

Para completar el típico final feliz "vivieron felices y comieron perdices", es necesario convertir este momento en algo conmovedor y especial, algo que confirme su objetivo de demostrar el verdadero amor entre sus personajes y afianzar la confianza de sus lectores. 

Nada mejor que un bebé. ¿De quién son cachetes? 

Este recurso bien puede ser cerrar con la chica en embarazo, el nacimiento del heredero en medio de la alegría, o mejor aún, dar un salto en el tiempo para demostrar una familia hecha y derecha con la cría en pleno crecimiento, con el mejor amigo haciendo del tío cercano o mentor. Todas son bienvenidas.

También puede ser que la mujer se entera de que está embarazada pero el padre ha muerto. Es un final agridulce pero también una muestra de que la esperanza aún se mantiene en el retoño.

¿O qué tal introducir una boda con niños corriendo de aquí para allá y todos los sobrevivientes llorando por los que no están? Clásico y emotivo. Si con eso no llora el lector...

Este final aparece en el epílogo de Harry Potter y las Reliquias de la muerte, de J. R. Rowling, cuando vemos a unos adultos con sus chicos en la estación. 


Harry se puso en cuclillas y su cara quedó a la altura de la de Albus. El chico era el único de sus tres hijos que había heredado los ojos de Lily.—Albus Severus —susurró Harry para que no los oyera nadie más que Ginny, y ella fue lo bastante discreta para fingir que estaba diciéndole adiós con la mano a Rose, que ya había subido al tren—, te pusimos los nombres de dos directores de Hogwarts. Uno de ellos era de Slytherin, y seguramente era el hombre más valiente que jamás he conocido.—Pero sólo dime…—En ese caso, la casa de Slytherin ganaría un excelente alumno, ¿no? A nosotros no nos importa, Al. Pero si a ti te preocupa, podrás elegir entre Gryffindor y Slytherin. El Sombrero Seleccionador tiene en cuenta tus preferencias.—¿En serio?—Conmigo lo hizo —afirmó Harry.

Cliffhanger de los militares bolivianos

Ya la mayoría conoce en qué consiste el Cliffhanger o "colgado del acantilado". Son esas escenas que al final de un capitulo o de un libro, nos dejan en suspenso y con el deseo de leer más para saber que sucederá.


Pues bien, el Cliffhanger de los militares bolivianos debe su nombre a la película Butch Cassidy y el Sundance Kid.

¿Por qué el nombre? 

Los que han visto la película sabrán que al final los dos protagonistas, sin esperanza alguna de sobrevivir, se enfrentan armados con sus revólveres contra todo un ejercito en Bolivia. Este final cerrado nos dejaba la duda de si sobrevivirían o no. En el Cliffhanger de los militares bolivianos, en cambio, habrá un nuevo capitulo o libro con el cual despejaremos esa duda.

Canción de Hielo y Fuego posee un gran número de estos finales, puesto que George R. R. Martín, al escribir mediante diferentes puntos de vista, posee la ventaja de usar esta técnica con frecuencia.

Davos en el Aguasnegras. Un momento de tensión en el cual damos por muerto al Caballero de la Cebolla.

Y entonces la corriente lo hizo girar de nuevo, y Davos vio qué lo esperaba corriente abajo. «La cadena. Los dioses se apiaden de nosotros, han levantado la cadena.»

Donde el río se ensanchaba para desembocar en la Bahía Aguasnegras, se extendía la barrera, muy tensa, que se alzaba apenas tres o cuatro palmos sobre el agua. Una docena de galeras había chocado ya contra ella, y la corriente empujaba hacia allí a otras naves. Casi todas ardían, y el resto no tardaría en arder. Davos podía distinguir, más allá, los cascos a franjas de las naves de Salladhor Saan, pero sabía que nunca lograría llegar hasta ellas. Ante él se extendía una pared de acero al rojo, madera en llamas y remolinos de fuego verde. La boca del río Aguasnegras se había convertido en la boca del infierno.

Más adelante descubriremos que Davos sobrevivió al naufragio.

Pero ahora debo irme

También llamado "Síndrome de Mary Poppins" y un nocaut repleto de sentimentalismo para tu libro. 

Al final de la novela, cuando se ha alcanzado la meta a través de sufrimiento y conflicto, un personaje debe irse para siempre. Si. Ese al que le hemos tomado cierto cariño y que se partió el lomo ayudando a los demás, pero que por razones variadas debe abandonar al grupo. 

  • Ha llevado a cabo su trabajo y sus servicios ya no son necesarios, al igual como sucede con el Caballero Errante
  • Debe cumplir con una promesa de muchos años para volver a su lejano hogar. 
  • Está ligado por una maldición sobrenatural o hechizo que establece que sólo pueden volver cada X número de años o que sólo pueden quedarse X días. 
  • Es una especie de ser sobrenatural o ser divino que no puede establecerse en este mundo y disfrutar de las comodidades humanas. 
  • Simplemente es sólo un viajero, un vagabundo que no puede establecerse en ningún lugar y responde al llamado de la carretera o el grito del mar, 
  • Quizás manifiestan que en esa sociedad no hay lugar para tipos rudos como ellos. 
  • Debe ascender a un plano superior de existencia. 
  • Quiere que su heroísmo permanezca como un recuerdo o un mito. 
En fin, hay un sinnúmero de opciones que pueden ser útiles para este final.

En el cuento La llama azul de la venganza, de Robert E. Howard encontramos un magnifico ejemplo de este final.

"Soy un hombre sin tierra." Una extraña mirada intangible, casi mística brilló en sus ojos fríos. "Vengo de la puesta del sol y en la salida del sol me voy, dondequiera que el Señor guíe mis pies. Busco ... la salvación de mi alma, He venido siguiendo el rastro de la venganza. Ahora tengo que dejarte. El alba no está muy lejos, y quiero que me encuentre inactivo, pues mi trabajo aquí está hecho;.. el largo sendero rojo se termina, y a pesar que El hombre de sangre está muerto, hay otros hombres.. de la sangre, y otros senderos de venganza y retribución. Yo trabajo la voluntad de Dios. Mientras haya maldad, mientras que los hombres son perseguidos y las mujeres tratadas injustamente, mientras que los débiles, humanos o animales sen maltratados, no hay descanso para mí bajo los cielos, ni paz en cualquier pensión o alojamiento. ¡Adiós! "

Sea como sea nuestro personaje se aleja, casi siempre con un consejo final y una sonrisa de satisfacción. Lagrimas van, lagrimas vienen.


Bueno, con esto doy por terminada esta primera entrega de posibles finales a usar en nuestras obras y espero que dentro de una semana pueda subir otros. Cabe decir que son ejemplos muy comunes y que están expuestos a las modificaciones que veamos necesarias, pues el éxito en su uso depende de la creatividad literaria y la capacidad del escritor más que del final mismo.

Share:

0 Comments:

Publicar un comentario

Nuevo Manual para escritores

¿Quién es Piper Valca?

Conoce mis servicios

Suscríbete a Antro Narrativo

* indicates required
Consentimiento*

Lee antes de suscribirte

Responsable: Piper Valca
Finalidad: gestionar la suscripción
Legitimación: tu consentimiento
Destinatarios: los datos que me facilitas estarán gestionados a través de Mailchimp. Ver política de privacidad de Mailchimp
Derechos: podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos
Información adicional: ver Política de privacidad

Seguidores

Lo más popular esta semana

Las más populares del blog