No, no es un chiste sexista, aunque lo parezca.
Antes de explicar en qué consiste esta interesante situación, aprovecho para advertiros (como dicen mis amigos españoles) que esta será una semana repleta de adrenalina.
Publicaré un artículo diario. Sí, como si no tuviera nada más que hacer en mi alocada vida. En cada entrada alternaré de temática. Un día será un consejo literario en general y al siguiente uno sobre diversidad y representación. No sé si ya lo habrán notado pero así lo vengo haciendo desde hace algún tiempo solo que de manera semanal.
Ya, Piper, me convenciste, visitaré tu blog todos los días. ¡Lo que quiero es saber de la depilación en bikini con cera!
Volviendo a nuestro cuento, jamás me he depilado con cera (obvio menos el bikini) y lo más cerca que he estado de esa experiencia fue en la película Virgen a los cuarenta, con Steve Carrel retirándose el vello del pecho de forma traumática.
La trágica autora de esta trágica teoría es la escritora Jenny Hansen. Cuenta la colega que hace más de diez años tenía una cita y necesitaba una depilación de bikini con urgencia, pero como andaba corta de tiempo no acudió a su lugar favorito sino que recibió el servicio de depilación en una peluquería que no conocía muy bien.
Según dice, lo que llamó su atención fue la manera como la atendió la mujer que iba a realizar el trabajo de depilación. Constantemente la preguntaba ¿Cómo te sientes? ¿En verdad estás cómoda? ¿Está muy caliente la cera? Algo que no ocurría en los lugares que frecuentaba y que eran más costosos. Allí todo se hacía demasiado rápido. Entraban, preparaban y rasgaban. ¡La siguiente!
Advierto que lo que sucede a continuación no es apto para aquellos de estómago blando:
La empleada, comedida como ella sola, alisó la cera caliente, presionó la tira con delicadeza, sostuvo la respiración y jaló con rapidez... pero se detuvo a medio camino. La agradable señora no arrancó toda la tira. Era tan altruista que temía haberle causado dolor a Jenny. Oh, gran mujer. Samaritana y bendecida.
Hago también una pausa. Aunque dije que nunca me he depilado, si he visto a mi mujer retirándose el vello de las piernas. La he escuchado sufrir, pero es un sufrimiento seco. Un jalonazo sin piedad. En este caso no sucedió así, no hubo indiferencia, hubo un preocuparse por la vagina de la clienta.
Regresando a nuestra terrorífica teoría, propicia para los que festejan esta época, allí estaba nuestra escritora con esa franja de cera endurecida colgando y su línea de bikini ardiéndole como un carajo. ¿Se imaginan desgarrar despegar la cinta endurecida de una zona tan sensible? Sería solo equiparable con una herida tras dar vueltas y ser arrastrado por sobre el asfalto.
¡Termina! ¡Termina! ¡Arráncala! ¡Sin piedad! ¡No puedes detenerte a mitad de camino!
Si reíste ante el dolor de Steve eres de los míos. |
¿Recuerdan que Jenny tenía prisa? Pues había perdido mucho más tiempo del que le hubiera tomado en cualquier otro sitio. ¿Recuerdan que Jenny tenía una cita? Pues también la perdió. Lo único seguro fue que durante varios días debió ponerse bolsas de hielo en la zona para calmar el dolor y, por su salud mental, superarlo.
Bueno, Piper, ya nos hiciste apretar el trasero. ¿Cuál es la teoría y hacia dónde va todo esto?
Jenny Hansen jamás lo olvidó y piensa en esa mujer cada vez que la escritura la deja destrozada y sollozando. Cuando no quiere terminar una escena porque le duele, le duele mucho.
Queridos escritores, todos conocemos el dolor que nos produce una novela, historia, escena, capítulo, párrafo o línea a medio terminar. La vemos allí colgando como esa cera endurecida, esperando a que seamos valientes y nos sentemos a escribir. Será doloroso, sí, pero si la hubiésemos completado la primera vez no sentiríamos tanto trauma.
El mensaje que Jenny envía con esta experiencia es que los escritores perseveramos. No nos rendimos. Sea una línea o una novela. Ella dice:
Somos seres poderosos, formados de la terquedad, la creatividad y la cafeína.
Yo tengo varias historias en las que apenas logré escribir un par de líneas, tengo una novela con el prólogo y el primer párrafo del primer capítulo. Verlas cada vez que abro la carpeta en Dropbox me parte el corazón y prefiero pasarlas por alto, pero sé que tarde o temprano tendré que sostener la respiración y jalar, jalar con fuerza y sin pesar alguno. Será demasiado doloroso pero valdrá la pena. Solo debo hallar la motivación correcta. Incluso hace un par de semanas escribí un artículo sobre el tema en la web de MJ. Hoy lo leí para ver si me motivaba. No sucedió nada.
Y a ti, ¿qué te motiva a completar ese texto de cera congelada que cuelga en tu libreta?
Fin.
Entonces, queridos escritores, nos vemos mañana. Qué descansen y mucho ojo en dónde se mandan a hacer el bikini
Hola, muy divertida entrada
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, cuídate
EliminarHe regresado.
ResponderEliminar¡Hola, Piper, tiempo sin comentar!
La verdad es que he estado ocupado en... nada. ¿Nunca te ha pasado que no hay nada en particular que te esté atando, pero igualmente parece que has procrastinado un montón en actuar? Pues algo así me pasó. Pero bueno, dejemos eso de lado, para comentar este maravilloso artículo.
Maldigo la corrección con todas mis fuerzas, y sin embargo, es lo que he estado haciendo desde hace meses. Cuando leí este articulo (me leí todos hace un tiempo antes del fin de año) me sentí muy identificado con el dolor que ella manifiesta (en un sentido figurado; no he tenido la desgracia de recibir depilación con cera. Agradezco al patriarcado por ello).
En lo personal llevo unos meses aplicando un método muy particular para la corrección. Como prefiero hacer cualquier cosa a corregir, dije que haría algo que me gusta mucho una vez terminara la historia que escribí en vacaciones. Es un método que ha funcionado... a medias, porque no tengo bases para comparar si ha funcionado o no.
Por un lado, la corrección la he hecho ya tres veces en el mismo borrador, y aún le falta un par más; siendo optimista, es la vez que más he corregido algo, y aún no me rindo, por lo que me parece buena señal. Lo malo es que no he hecho lo que quería hacer desde hace meses. ¿Sabes cuál va a hacer mi recompensa en cuanto termine de corregir?
¡Adivinaste, corregir el fanfic que hice de héroes de Cajón!
Sí, paso infiernos corrigiendo, para que luego mi recompensa sea corregir, pero bueno, yo mismo me he puesto esa recompensa (otra prueba más de mis tendencias masoquistas). Me disculpo por aún no haberlo enviado (para la próxima te digo cuando ya esté casi terminado), y con mucha suerte y fuerza de voluntad estará listo para este año. No, no es una obra larga; es solo un one-shot (no sé si lo escribí bien) con la historia de Garra enfrentándose a un enemigo particular en otra línea temporal distinta (porque obvio, la historia no es canon).
De resto, me encantó este post, y recuerdo haberme reído a carcajadas leyéndolo en su momento. Me disculpo por la ausencia, y en un instante paso leyendo tu último artículo; de seguro tendrá la gran calidad a la que nos tienes acostumbrado.
Cuídate, y hasta la próxima, amigo.
Posdata uno: Si te haces famoso y escriben una biografía tuya, me aseguraré de que esta frase forme parte de ella:
"Como dijo Piper Valca una vez:
Y a ti, ¿qué te motiva a completar ese texto de cera congelada que cuelga en tu libreta?"
Jajajajajajajaja... sé que está mal que me ría de mis propios chistes, pero eso me había hecho gracia. Recuerdo que la primera vez que leí esto tenía un comentario aún mejor, por desgracia no he encontrado cual fue el pedazo de texto que originalmente me causó tanta risa.
Gracias por esta magnifica entrada. Cuídate, nos vemos.
Hola, Juan. ¿En serio ya terminaste el fanfic? ¡Qué emoción! Estaré pendiente para echarle un ojo jajajaja. Por otro lado, en verdad te habías esfumado de la faz de la tierra, amigo. Pero que bueno volver a leerte en el blog. Enhorabuena y a la espera comiéndome las uñas.
EliminarHola !!!
ResponderEliminarLa verdad es que esta entrada me alegro muchísimo, me dió esperanzas para seguir con mi primer y ¿acaso será el último? Intento de historia
Lo hago, mayormente, por mi y mis personajes, creo ellos merecen salir de mi cabeza y proyectarse a través de las coasa que escribo.
Y también lo hago por mis amigos, las personas que leen las locuras que yo narró y quieren saber más sobre esos loquillos de mis personajes.
Sin duda esa cosas es mi cera, la cual la sacaré y pasaré por esta linda experiencia es un placer (aunque me he dado cuenta que me gusta más leer)
Chauuuuuu 💃❤️
Hola, Damiana. Todos, absolutamente todos, tenemos una cinta de cera adherida a la espera de que se retome la tarea. Aunque intentemos hacerle el quite, tarde que temprano la retomaremos. No lo pienses más, es mejor hecho que perfecto. No sabes el placer que genera terminar y poner el punto final. ¡Vamos!
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