Creo que siempre lo supe pero me negué a aceptarlo. Sí, soy un procrastinador nivel ranger. Y puedo apostar a que la mayoría de los escritores también lo son. Arriesgo mi escasa popularidad a que tú, lector, también lo eres.
Ya sea que tengas un proyecto de escritura en mente, estés adelantado en tu novela o te encuentres en el proceso de edición, la razón por la que no avanzas no es por falta de inspiración, falta de espacio o falta de tiempo, es tu necesidad de revisar el móvil cada diez minutos.
No te asustes, amigo escritor. Dejar de lado lo que estamos haciendo para mirar la pantalla del teléfono es parte de nuestra naturaleza, que nos hace creer que durante el tiempo en que no estamos conectados nos desactualizamos.
Otro grupo de procrastinadores son los escritores que buscan aceptación. Estas personas anhelan ser mencionadas en redes sociales y suponen que estando en boca de todos serán grandes escritores, por lo que no se separan de sus móviles a la espera de likes.
Otro grupo de procrastinadores son los escritores que buscan aceptación. Estas personas anhelan ser mencionadas en redes sociales y suponen que estando en boca de todos serán grandes escritores, por lo que no se separan de sus móviles a la espera de likes.
A este grupo también pertenecen los que tergiversan la definición de marqueting para escritores y se pasan todo el día en redes sociales promocionando series de televisión, leyendo blogs, conversando, conversando un poco más y siguiendo cuanta publicación existe... Al final del día procrastinaron tanto que debería existir una nueva definición para ellos.
No importa a cuál grupo pertenezcas o la razón por la que inspeccionas tu móvil, acéptalo, pierdes el tiempo y no escribes ni una jota.
No obstante, hace una semana decidí que no soportaría un minuto más y tomaría las riendas. Si quiero ser un escritor debo dedicarle tiempo real al arte (no tiempo virtual ni metafórico). He aquí un nuevo reto.
Probar diferentes aplicaciones y responder a las siguientes preguntas:
¿Cuál aplicación me ayuda a obtener más tiempo para escribir? ¿Cuál me ayuda a ordenar ese tiempo obtenido? ¿Cuál aplicación me sirve para vencer la adicción al móvil?
Menudo problema.
A pesar de lo irónico que resulta, tomé el móvil, abrí Google Play y escribí Procrastination (sí, en inglés). Estaba decidido a buscar una aplicación que me ayudara en el proceso de ganancia de tiempo. ¿Cuál escoger?
A pesar de lo irónico que resulta, tomé el móvil, abrí Google Play y escribí Procrastination (sí, en inglés). Estaba decidido a buscar una aplicación que me ayudara en el proceso de ganancia de tiempo. ¿Cuál escoger?
Forest fue la primera seleccionada. No porque estuviera mejor puntuada o porque alguien me la recomendara. Simplemente me dejé de llevar por una reseña que leí hace semanas en internet. Así. Sin miramientos.
Ganas tiempo y siembras un árbol |
Yendo al grano, Forest viene en dos opciones: gratis y de pago. Obvio, no pensaba invertir dinero en algo que no he usado, por lo que me decanté por la gratis.
Empecé a usarla un martes y me encantó su interfaz de inicio, en la que aparece un arbusto lo más de lindo con la opción de plantar y una cantidad preestablecida de tiempo (diez minutos).
Lo interesante es que cuando das la opción de plantar no puedes interrumpir el proceso o el árbol virtual muere (si, sinf), por lo que debes olvidarte del móvil durante el tiempo que dure el crecimiento de la planta y dedicarte a sobrevivir en el mundo real. No obstante, cuando has plantado un árbol obtienes unas monedas que vas acumulando y cuyo monto varía del tiempo que dures sembrando (no sé si varia también según el tipo de árbol que escojas).
El menú general es bastante sencillo.
El menú general es bastante sencillo.
Mi experiencia
El primer día sembré tres solitarios arbustos. Es decir, obtuve treinta minutos que, aunque no invertí en la novela, fueron dedicados a mi empleo. No le presté mucha atención a la aplicación en ese momento, pues ese día tuve tanto trabajo que, aunque lo quisiera, no habría podido darme el lujo de chequear el móvil.
El miércoles sembré diecinueve arbustos, cada uno de diez minutos y obtuve un total de ciento noventa y tres minutos. A decir verdad, no sabía cómo aumentar el tiempo y programar más de diez minutos, por lo que asumí que así era la aplicación. Supuse que nadie podría separarse de su teléfono por más tiempo (lo cual me decepcionó). Por esa razón solo obtuve breves lapsos de tiempo de diez minutos, luego debía reiniciar el proceso de plantación. No era muy productivo que digamos.
El día jueves compré la aplicación porque oí que en la versión de pago, tras obtener ciertos logros, Forest siembra un árbol real en el mundo. Este día obtuve doscientos sesenta y nueve minutos, es decir, ¡casi cinco horas! En este punto ya empecé a notar que el día me rendía bastante y logré terminar algunas actividades del trabajo con tiempo de sobra.
Algo interesante es que, por tonto que parezca, cuando empiezas a sembrar un árbol no deseas que muera (aunque sabes que no morirá ningún árbol real) y te abstienes de usar el móvil. Mi recomendación es que actives la opción de bloquear la aplicación o terminarás embelesado viendo como transcurre el tiempo. ¡El objetivo es separarte del teléfono!
El último día de la prueba fue en el que mejor me desenvolví con Forest y hasta compré una hermosa Glicina, con lo que mi bosque se hizo más colorido. Para mi sorpresa, logré vivir quinientos nueve minutos sin estar pegado al móvil, lo cual se traduce en ¡casi nueve horas! ¡Nueve horas dedicadas exclusivamente al trabajo y a Héroes de cajón!
Estadísticas
Finalmente, entre el tres y el nueve de julio usé mejor mi tiempo con una ganancia de veintidós horas y diecisiete minutos (Forest te da estadísticas semanales).
Obtuve tres logros: Plantador principiante, Galardón por sembrar tres días seguidos y Galardón por sembrar siete días seguidos.
Conclusiones
Forest es una gran herramienta para separarse del móvil. Como decía párrafos arriba, a pesar de que sabes que no pasará nada, el deseo de que tu árbol no muera hace que no quieras interrumpir el proceso de crecimiento.
Aunque mi objetivo inicial fue obtener tiempo para revisar y editar mi novela (objetivo cumplido), me di cuenta de que podía usarlo para enfocar mi atención en otros asuntos.
1. Cuando estás hablando con alguien. Me sirvió para participar en conversaciones informales ya que te ayuda centrarte en el tema. Cuando alguien hablaba conmigo, lo activaba por diez o veinte minutos y lograba ver a esa persona a la cara, sin la urgencia de revisar el móvil (que es una falta de respeto).
2. Cuando te sientas a la mesa. No hay nada peor que sentarte a comer y tener un ojo puesto en la pantalla. Con Forest logré dedicar mi tiempo a comer. En serio a comer.
3. Por las mañanas. No hay nada que me robe más tiempo que revisar el teléfono en la cama antes de salir al trabajo. Reviso redes sociales y paso x minutos acostado sin hacer realmente gran cosa. Cuando recordaba que debía gestionar mi tiempo la activaba y listo.
4. Cuando debes hacer algo y punto. Hay momentos en los que sabes que no debes estar en el móvil, y Forest me ayudó bastante. ¿Sentía deseos de ver el teléfono cada cinco minutos? Forest.
Para terminar, creo que más que la aplicación es tu fuerza de voluntad la que te incita a dejar el teléfono a un lado, porque después de todo, puedes tenerla descargada y jamás usarla, o dejar morir todos los árboles de la app sin que esto repercuta en nada, ¿verdad? Mi objetivo ahora es obtener las dos mil quinientas monedas que se necesitan para sembrar un árbol real.
Espero que este análisis permita a otros procrastinadores comprender la importancia de separarse de los teléfonos y dedicarle tiempo a las personas a nuestro alrededor y a nuestra escritura, pues decir que eres escritor y hablar de ello en redes sociales no nos convierte en uno.
Esto ha sido todo por ahora, seguiré con Forest y descargaré otra aplicación a ver cómo me va. Los mantendré informados.
Forest hace parte de mi lista de 20 herramientas indispensables para escritores.
Forest hace parte de mi lista de 20 herramientas indispensables para escritores.
Cambio y fuera.
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