Diversidad y representación en la literatura

La muerte narrativa (o cómo matar personajes sin matarlos)

Hola, estas últimas semanas han estado como una montaña rusa o el capítulo de una novela de chismes: emocionantes de principio a fin. 

Primero fue el anuncio de mi deseo por publicar Héroes de cajón y haber compartido los primeros capítulos con los suscriptores, luego la reapertura con bombos y platillos de Escritores invisibles, y hoy tendrán el gusto de disfrutar de la primera colaboración que realiza un escritor para Antro Narrativo.

¡Y quien más podría ser sino el excelente Guillermo Jiménez Cantón

Si no lo conocen, lo cual me parecería inaudito, Guille es el administrador del blog para escritores Lecturonauta, que, como el mismo define, es lectura y fantasía con un toque de psicología. Los invito a pasarse y chequear todo el arsenal de herramientas y consejos que nos regala.

No quiero alargarme más, por lo que, como dirían mis amigos españoles, os dejo con este artículo. Les encantará.


¿Es realmente necesario matar personajes?

Piper Valca estuvo hace unos meses en mi blog, hablando del duelo y de las emociones que experimentan los personajes cuando mueren sus seres queridos. No es el primer artículo que hace sobre el tema de la muerte, pero hay una parte que por suerte no ha tocado todavía y que vamos a explorar hoy.

¿Realmente hace falta darles un hachazo a los personajes?

En la literatura tenemos tres tipos de muerte de personajes. La primera es la que todos conocemos, cuando el personaje muere de verdad en la historia. Su corazón se para (o se lo arrancan, yo no juzgo la crueldad de vuestros personajes), sus funciones vitales desaparecen, y se convierte en un cadáver. Vamos, que muere igual que moriría en la vida real. De esto ya se ha hablado bastante, así que no vamos a centrarnos en ello.

Otra forma de matar a un personaje es convirtiéndolo en un personaje tan malo y horrible desde el punto de vista literario, que los lectores quieran arrancar la página para no tener que leer un personaje tan mal escrito. Aquí no solo se muere el personaje, se muere el libro y te mueres tú como autor o autora.

Pero tampoco voy a hablar de eso (aunque os dejo dos consejos: Recordad que el personaje siempre es una persona y haced que sea coherente consigo mismo o misma. Con eso estaréis lo bastante bien para que no arranquen páginas de vuestros libros). Hoy voy a hablar de la muerte narrativa de un personaje. 

¿Qué es la muerte narrativa de un personaje?

La muerte narrativa de un personaje es el momento en que desaparece de la obra. No se resume en que deje de aparecer, sino que parece que ha sido eliminado de la existencia. Dejan de hablar de él, todo lo que ha hecho parece que nunca ha sucedido… Y el personaje, dentro del mundo, puede seguir vivito y coleando.

De la misma forma, a un personaje pueden haberle matado y puede no haber muerto narrativamente.

Para entender mejor la diferencia voy a explicarlo con términos de mi juego favorito, Magic the Gathering. En este juego hay dos formas muy distintas de deshacerse de una criatura del oponente. Una es matándola (destruyéndola, según los términos del juego). Otra es exiliándola. Aunque el efecto inmediato (la criatura deja de estar en el campo de batalla) es el mismo, son dos cosas muy distintas. Además, son el paralelismo perfecto con la muerte normal y la muerte narrativa de un personaje. 


Cuando un personaje muere, igual que cuando muere una criatura, queda su cadáver. El resto de personajes pueden llorar su pérdida, se pueden profanar sus restos… en el juego, algunas habilidades se activan cuando una criatura va al cementerio, e incluso se pueden revivir las que ya están muertas. Un personaje muerto sigue teniendo una función narrativa, solo ha sido, por ejemplo, asesinado.

Sin embargo, un personaje al que matamos narrativamente, es como si desapareciese de la obra misteriosamente. Pero ese personaje puede no estar muerto. Un ejemplo muy claro de esta separación es la carta “Espadas en guadañas” (Swords to plowshares), que exilia a una criatura sin matarla. Narrativamente, la explicación es que un soldado cambia su espada por una guadaña y se pone a trabajar la tierra (razón por la que el controlador de esa criatura recibe vidas, es como si recibiese el fruto del trabajo del soldado retirado). Esa criatura no ha muerto a ninguno de los efectos del juego, pero ha desaparecido del campo de batalla.

En la narrativa inglesa hay un término para eso: “Put on a bus”, o meter en el autobús. Se refiere a la forma tradicional de matar narrativamente a los personajes de las series de los ochenta: Cuando los guionistas decidían que ese personaje sobraba, lo metían en un bus a otro estado, o a una granja con familiares, o cualquier cosa que les permitiese librarse de él sin matarlo. Luego, el resto de los personajes ni siquiera recordarán que haya existido.

Matar personajes y matarlos narrativamente son cosas muy diferentes, y cada una tiene sus ventajas y desventajas. Cada uno tiene sus razones para matar personajes a la manera tradicional, pero…


¿Por qué se mata narrativamente a los personajes?

Hay varias razones por las que un escritor o escritora querría matar narrativamente a alguno de sus personajes. La más habitual es que el personaje estorba. Es lo que sucedía en las series de los ochenta: Traían un personaje nuevo para dos o tres capítulos, y cuando terminaban de contar lo que querían contar con él, tenían que eliminarlo ya que mantenerlo en plantilla es caro y ocupa tiempo que no tienen.

Recordemos todos a Jimmy, que subió por las escaleras al piso de arriba
en el episodio siete y nunca más volvió a bajar
En las novelas no tenemos que pagar a nuestros personajes, pero es cierto que su sola presencia puede influir en lo que sucede. ¿Y si el maestro de artes marciales que ha enseñado a la protagonista todo lo que sabe estuviera allí para defender la aldea de los forajidos, en vez de ella sola? Normalmente se suelen matar a los mentores para que no puedan hacer lo que queremos que hagan nuestros protagonistas, pero si matar no es lo tuyo, puedes hacer al personaje de lado. ¿Y si el mentor tuviese que irse del país porque le requiere la reina de un país vecino?

Apartarlos narrativamente es otra forma de eliminar personajes que ya han cumplido su función. En algunas historias, los personajes no son realmente personas con una vida, sino que son herramientas con las que los autores construimos obras, efectos, emociones o incluso argumentos. Cuando un personaje ya no nos sirve, podemos mantenerlo dentro de la historia, pero eso requiere un esfuerzo y un coste. ¿Por qué seguir hablando de un personaje que ya no aporta nada? Además, los lectores notan cuando un personaje sobra y no da valor a una historia.

Algunos autores usan la muerte para matar narrativamente a sus personajes. George Martin lo hace bastante a menudo, aunque de cuando en cuando oigamos ecos de esos personajes después de su muerte (después de todo, los asesinatos políticos tienen sus consecuencias). Sin embargo, no todos tenemos el estómago de este hombre para la muerte, por lo que meterlos en el bus puede ser una forma de apartarlos para siempre de la historia. De la misma forma que el exilio era la condena cuando no se quería recurrir a la ejecución, podemos enviar muy lejos a un personaje si no somos capaces de matarlo. Esta es una de las pocas formas de “matar” personajes en novelas infantiles, por ejemplo.

Pero matar narrativamente a los personajes sin cortarles las cabeza, aparte de todo esto, tiene unas ventajas únicas que no podemos olvidar:

-Nos permite dar una pincelada final al desarrollo de ese personaje: ¿Por qué se aparta de la historia? No es lo mismo que se vaya a perseguir su sueño de ser apicultor que quiera retirarse para cuidar a su hermano pequeño. ¿Qué es lo que nos dice de ese personaje su forma de apartarse de lo que sucede? Cuando el personaje muere narrativamente por propia voluntad, podemos mostrar un lado del personaje. ¿Cuál es el límite que aguanta este cazador de demonios antes de retirarse porque “estoy demasiado viejo para estas cosas”? ¿Qué hará tras abandonar esa vida?

-Nos permite recuperar al personaje, un poco cambiado: Lo que se ha ido puede volver. Esto abre la puerta a un desarrollo de personaje fuera de cámara que los lectores estarán deseosos de explorar a su vuelta. Resucitar a un muerto es algo más difícil, y le quita a la muerte toda la importancia que tiene.

-Nos permite quitarnos de encima a un personaje sin graves consecuencias para la historia: Una muerte es algo muy traumático o impactante para la gente a su alrededor, como ya nos ha contado Piper en sus posts, pero meter a alguien en el bus no tiene más consecuencia que la desaparición del personaje. 

También podemos apartar a un personaje de la acción cuando sea necesario
Pero no todo iba a ser bonito, por supuesto. Meter a gente en el bus tiene sus desventajas.

-A los lectores no les gusta: Muchos prefieren que el personaje muera a que lo apartes de la historia de esta manera, sobre todo sin una buena justificación.

-Los lectores demandan su vuelta con antorchas y horcas: En las series o sagas puede pasar. A un muerto no te van a pedir que lo resucites (a veces sí), pero pelearán con uñas y dientes para que vuelvas a incluir a su personaje favorito.

-Muchas veces es difícil de justificar: A veces es más fácil eliminar del todo al personaje y darle sus funciones a otro, o matarlo, antes que meterlo y luego echarlo de la historia. Muchas veces la justificación se siente como una excusa barata.

-Puede poner en peligro la suspensión de la incredulidad: El problema con las técnicas más “funcionales” de los escritores es que son más fáciles de detectar, y se nota que son artificiales si no sabes camuflarlas bien. La muerte narrativa suele ser algo que el escritor decide y que lleva a cabo por algo, no es algo que surge naturalmente entre la interacción de los personajes como puede ser el asesinato de un personaje a manos de otro. Los lectores ven los hilos y la sensación de que la historia es real se desvanece.
Por todas estas cosas, la muerte narrativa es un concepto interesante y una herramienta útil pero que conlleva unos riesgos. Como con todas las herramientas de la escritura, es mejor aprender a usarlas y saber en qué momento concreto son necesarias que usar siempre las mismas.

La muerte narrativa no es algo para todos los escritores. Es más, es posible que muchos autores no maten narrativamente a un personaje durante toda su trayectoria, por muchos cadáveres de personajes que dejen a su paso. Sin embargo, está bien conocer todo lo que entraña, y tener una alternativa a sacarle las entrañas a ese personaje que tiene que desaparecer. En vez de meterle en un accidente de bus, puedes meterle por accidente en un bus a la otra punta del mundo. 

Miren a Guille, tan pensativo. ¿Qué esconde?
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7 comentarios:

  1. Sin duda, la muerte narrativa es uno de esos recursos complicados. La muerte de los personajes es algo que uso relativamente poco en "El sueño en verso" a diferencia de su uso en "El Fin de Pantakakistos en Yesfodú", porque "El Fin de Pantakakistos" es muy pulp y de fantasía épica, en dark fantasy; con lo que las masacres y las muertes de personajes son algo bastante habitual. En cambio, en "El sueño en verso", hay algunas masacres en momentos puntuales, al fin y al cabo, están afrontando una guerra, los asesinatos son, en su mayoría, en flashbacks, y otros son oníricos mientras que son escasos los que mueren sin que nadie les mate de forma directa.

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  2. El uso del personaje que se va, trato de tomármelo de una forma menos traumática; uno de los recursos que también se pueden plantear es el del personaje que vemos cuando la perspectiva lo requiere. En la vida real, no pensamos todo el rato en una persona de nuestra vida, depende también del trato que tengamos y de lo que nos la haga recordarla en un determinado momento. Con lo que es verosímil casos como el de Paco, personaje secundario con un papel mínimo directo en la vida de los personajes, cuyo papel se da más fuera de cámara, con lo que vamos descubriendo después, que aparece cuando se considera que puede aportar algo, cuando los personajes se fijan en él. Intento no forzar el tema de matar narrativamente a los personajes. En el caso de "El sueño en verso", el uso del onirismo y de los flashbacks reduce mucho el uso de ese recurso. En el caso del campamento de refugiados o la fuga, pues se juega con que hay personajes que toman otro rumbo y no sabemos si han escapado o no, si estaban allí o en otro lado; intentando que su justificación sea creíble. Es más un recurso masivo en determinados momentos, por una circunstancia, bombardeo, viaje en el tiempo, que casos concretos como marcharse en busca del amor o de un familiar perdido, aunque lo he usado alguna vez. También se puede usar como recurso de trama; el personaje de Michelle es un personaje al que todo el mundo conoce y recuerda, entre el elenco, hasta que le pasa algo a nivel cuántico, al viajar a otro universo, y la gente empieza a sufrir episodios de amnesia respecto a su existencia y le toman por un desconocido en determinados momentos y en otros le conocen perfectamente.

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  3. Con el tema de este recurso, pienso que el caso más llamativo que me viene a la cabeza fue el de "Star Gate Atlantis"; mataron al personaje del Doctor Carson Beckett tras secuestrarle y, creo que en la temporada siguiente, se sacaron de la manga que había sido clonado para, unos episodios después, hacer que se vaya a otro planeta a curar a un grupo de refugiados o algo así. Hay otras marchas con más elegancia, como la de Cat Co en "Supergirl", que se marcha tras llegar a la cima de su éxito empresarial en los medios de comunicación y buscar otros proyectos en los que embarcarse, como ya había hecho en otras ocasiones. De los personajes episódicos que recurren mucho a esa muerte narrativa, destacaría el de "Charlie" en Supernatural; un personaje que estuvo en la séptima, en la octava, en la novena y en la décima temporada de "Sobrenatural" en varios episodios, hasta que la mataron en la décima, tras diversas aventuras dentro y fuera de escena, en su paso de hacker friki lesbiana, cuyo jefe resulta ser un leviatán con apariencia humana, que ha suplantado a otro, a hacker friki cazadora. De salidas apresuradas de personajes sin que parezca tener mucho sentido, podemos citar también el personaje de Andy Jensen, que tenía todas las luces de convertirse en parte del elenco, pero sus padres deciden mudarse por trabajo tras haber sufrido ella cáncer y se despide por videoconferencia de su ex novio, prometiendo ambos seguir en contacto, pero la cosa no pasa de alguna mera mención. También es frecuente el de las rupturas amorosas como excusa narrativa; en ese sentido, las relaciones de Phoebe Halliwell son las más sonadas; se comenta que la actriz tenía tendencia a forzar que se incluyera en el reparto de pareja de su personaje a cada actor con el que salía, pero, al romper con sus novios, lo que solían ser relaciones de meses, su personaje rompía por un motivo u otro con su novio y este personaje salía de escena. También casos como el de la detective Patty Spivot, que es la novia de Barry Hallen hasta que se entera de que es Flash, tras cosas que hace Barry para ocultárselo, y acaban dejándolo; con lo que ella coge un tren y se va a otra ciudad. El recurso del bus lo sustituyen por otras cosas últimamente.

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    1. Hola, Javier. Creo que todos los ejemplos que mencionas cumplen a la perfección con la muerte narrativa de los personajes. No sé como en ocasiones cometemos esta barbarie y nos deshacemos de esos personajes como si no importaran. Por lo menos en nuestro caso como escritores esos personajes no existen. Imagínate a los pobres actores que son "muertos" en sus trabajos.

      No me canso de decir que siempre estás al tanto de todos los temas y que tus participaciones son demasiado productivas.

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  4. Gracias Piper :) Pienso que, en muchos casos, el problema viene de una construcción fallida de estos o un clima de trabajo inadecuado; por ejemplo, guionistas que se ponen en huelga o que están hartos de lo que les obligan a escribir.

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  5. Oh, pues no sabía que esto tenía un nombre y una definición tan concretas. Después de leerte me he dado cuenta que mato narrativamente a un par de personajes en mi novela y, algunos, vuelven a aparecer más adelante xD

    Me ha encantado la entrada ^^

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    1. Guillermo es un experto en el tema de los personajes, no dudes en pasarte por su blog. No tiene pierde.

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