Diversidad y representación en la literatura

Piper Valca 2016

Por fin se ha terminado el 2016 y lo único que puedo decir es... ¡Gracias a Dios!



Ha sido un año demasiado difícil, con una carga emocional que me afectó hasta el punto de no querer escribir nada y que intenta arrastrarme consigo. Cuando digo que no escribo nada, es nada. Durante las últimas semanas no quise actualizar el blog ni enviar correo a los suscriptores. Ofrezco disculpas.

No obstante, aquí estoy, rebuscando palabras en una piscina de sentimientos. Aclaro que hoy no hay consejos, tan solo mi reflexión personal.

Estos últimos días he sentido la soledad en su máxima expresión, y a diferencia de lo que dicen no logré canalizarla en la escritura ni nada por el estilo. No me sirvió de musa ni de todas esas habladurías que quizás sí estimularon a escritores de antaño. Al contrario, las pocas veces que encendí el portátil no hubo ningún avance en particular. No significa que no tenga cientos de proyectos, entradas o trabajo, es que  simplemente no me dan ganas de hacerlo. 

Es interesante como las personas, en el trabajo o en cualquier escenario, hacen comentarios tipo: «ya te ves mejorado»«ya estás más contento» o «ya lo superaste». ¿El hecho de que no esté de rodillas plañendo y gritando las 24 horas del día significa que no me quemo por dentro? Es obvio que no puedo llegar al trabajo a lamentar mi desgracia. Debo seguir viviendo, al fin y al cabo.

La muerte de David Santiago partió en dos mi vida. Debo confesar gritar a los cuatro vientos que todos los días lloro en secreto y no concibo el dolor que deba soportar mi esposa. Tan solo la fe y el consuelo de Dios han logrado evitar que me vuelva loco o caiga en la depresión, aunque me percibo caminando en una delgada cuerda que se balancea amenazante ante cualquier brisa, y si no tomo las medidas adecuadas, irremediablemente caeré. Sin embargo, soy consciente de que, al menos en mi caso, la solución se encuentra en Jehová.

Sí, sé que muchos critican la religión. Se oponen a creer que exista una fuerza mayor, la ven como algún tipo de manipulación de masas (aunque algunos vivarachos la usan de esta manera y se lucran por medio de la fe de los demás), o tienen sus motivos para hacerlo, pero eso no significa que deba dejar de hablar de ello para no ser criticado ni rechazado. Al contrario, siempre he creído que sostener los ideales, aunque vayan en contravía con el resto del mundo, fortalece el carácter.

MI FE

La fe, según Hebreos, es la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan. 

Se los resumiré: cada noche, desde hace cuatro meses, me voy a la cama con la plena certeza de que llegará el día en que, por medio de la resurrección, veré de nuevo a mi hijo y a mi padre, a quien también perdí hace tres años. El solo imaginar sus rostros y el calor de sus cuerpos me estremece.

Sé que muchos deben pensar que soy un ingenuo o que vivo de fantasías, pero la verdad no me importa, ninguno está en mi carne. Creo en la existencia de Dios y de su hijo Jesucristo, creo en la promesa de un Reino sin llanto, dolor ni muerte, y esa promesa es lo que me mantiene en pie, sonriendo y dispuesto a salir adelante frente a las adversidades. Incluso, la fe me hace un mejor ser humano, una persona que se preocupa por los demás, que desea ayudar y seguir por un camino de rectitud, que respeta los diferentes modos de pensar y un total agradecido con la vida. 

Pero la razón de esta entrada no es iniciar una controversia sobre religión ni tocar fibras sensibles, es darles a entender el por qué desde El trastorno por estrés postraumático en la ciencia ficción y fantasía, de principios de diciembre, no publico y he reducido mi participación en redes sociales (a las que criticaré más adelante en alguna entrada).

El blog no ha muerto ni deseo cerrarlo, jamás, pero al menos hasta hace unos minutos no se encontraba entre mis prioridades.

Pido un poco de paciencia, en especial a los suscriptores, con quienes llevo un proceso personal mediante el taller en línea. 

En cuanto a enero de 2017, trabajo es lo que me espera. (El orden no implica jerarquía):

1. Terminar la lectura beta de El poder del nigromante de mi amigo Roberto Caldera.

2. Terminar la edición de mi última novela Héroes de Cajón.

3. Escribir y participar en más concursos de relatos.

4. Modificar una que otra cosita del blog.

5. Terminar de leer y reseñar La isla del escritor de El libro del escritor

6. No hacer más reseñas, ya hay demasiadas páginas que las hacen.

7. Terminar las entradas del blog y replantear objetivos de Antro Narrativo.

8. Reforzar mi lucha contra el racismo y fortalecer las entradas sobre el racismo en la literatura.

No he decidido si esta sea la última entrada del año, pero no quiero irme sin antes desearle éxitos a todos los escritores, lectores, pintores, cantantes y amantes del arte en general. Que este año les haya ido mejor que a mí y que el 2017 venga con muchas letras, mucha inspiración y felicidad.

Aunque les recuerdo que la verdadera felicidad no se encuentra en el dinero o el poder. Está en ayudar a los demás.
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8 comentarios:

  1. Lamento mucho la situación en la que te encuentras. La muerte de un padre es algo con lo que todos tenemos que lidiar, tarde o temprano, pero la muerte de un hijo, sin duda es algo que no le desearía a nadie. No puedo ni imaginar como debe de doler. Yo no se si sería capaz de aguantarlo, mi mente es muy débil.
    En mi caso no soy creyente, pero todos necesitamos tener fe, en lo que sea, y agarrarnos a ella para seguir avanzando.
    Solo puedo decirte que, aunque te lo hayan dicho cientos de veces, ánimo, mantén tu fe intacta, y sigue caminando. Si no avanzas mucho, al menos un paso, pero no te detengas o el dolor te vencerá.
    Un gran abrazo, amigo mio.

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    1. Hola, Roberto. Sí, es muy duro. Hoy 30 de diciembre cumple cuatro meses de haber muerto mi pequeño. Lo más doloroso es pensar que estuvo poco tiempo con nosotros y que debió haber sufrido mucho mientras estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos, sin el cuidado y compañía de sus padres. Esa noche, cuando nos llamaron del Hospital y nos dieron la noticia, te juro que perdí la noción de la realidad. Es imposible mantenerse en pie, pero como dices, me he aferrado a la fe para avanzar. Es duro, pero lo haré. Gracias, mi buen amigo. Muchas gracias.

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  2. Me apena leer estas palabras, no puedo imaginarme lo terrible que es para ti y para los tuyos. Espero de todo corazón que encontréis la fuerza y el consuelo para poder seguir adelante. Ahora lo importante es tu salud mental, tu bienestar y el de los tuyos. Tienes una familia que necesita tu apoyo y cariño, así que lo de menos es lo demás (el blog, los lectores...). Las letras pueden ser un consuelo en muchas ocasiones, pero a veces es insuficiente y no salen las ganas ni la ilusión por escribir. Cualquier alma humana es capaz de entender que necesites tu tiempo, así que descansa, que cuando encuentres las ganas de volver, aquí estaremos esperando.
    Os mando todo el ánimo y cariño, ojalá que pronto la realidad se os haga más soportable.
    Un enorme abrazo y cuídate mucho.

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    1. Jennifer, muchas gracias.Tus palabras me recuerdan que no estoy solo. Que ese sentimiento que me agobia día y noche está solo en mi interior. Conocerte es una de las mejores cosas que me han sucedido este año. Y te juro, que con mi problema para socializar, es un gran logro. Nunca olvidaré a mi hijo, pero haré lo posible por hacerlo soportable. Gracias

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  3. Hola, Piper: llevo un rato paseándome por tu blog, por saber un poco más de ti (nos hemos encontrado hace bien poco por estas sendas literarias). Acabo de leer tu entrada acerca de la descripción de la piel negra, pero mira dónde vengo a dejarte algunas palabras.

    Me impresionan tu pena y tu entereza. Me impresiona que no se haya roto tu fe, que lejos de empeñarte en que el dolor no duela, busques la manera de encauzar lo que sientes, sin disfraces ni presunciones falsas. Admirable tu entereza, amigo.

    Un abrazo desde este lado del océano. Por cierto, soy Marian, de Frontera Esdrújula.

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    1. Hola Marian, muchas gracias por tus palabras y debo decir que eres una de las pocas personas que, para mi sorpresa, no han criticado mi fe. Aunque no creas también me he pasado por Frontera Esdrújula y me gusta mucho. Esta entrada es algo así como un impulso a seguir adelante. Besos y cuídate mucho

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  4. Hola Piper, hace solo unos días que te conozco y no sabía que os había ocurrido esto, que lástima, cuanto lo siento. Mucho ánimo y fuerza para tu esposa y para ti. Un abrazo.

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    1. Luna, muchas gracias por pasarte y por comentar esta entrada. En verdad es demasiado duro y no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo

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